Carlotto Memoria y Esperanza

Escuchar a Estela Carlotto me produce una honda impresión que me gustaría compartir. Desde siempre me interesa el tema de la memoria y la esperanza: fue mi primer trabajo para un congreso y nunca lo abandoné como inquietud profunda. Justamente hablando de la memoria, Ricoeur ofrece un pensamiento importante para entender más a fondo lo que pasa y lo que nos pasa cuando Estela nos habla.

El filósofo critica la idea de que el pasado está determinado, cerrado a ser de una manera y no otra y que lo único “abierto” es el futuro. Y dice que el pasado está también “abierto” en tres sentidos.

En primer lugar, porque toda memoria y toda historia, por definición, son selectivas: no pueden guardar ni recordar todo porque necesitarían de un tiempo y de un espacio tan grande como el que intentan recordar. De modo que siempre se eligen documentos, se privilegian hechos.... El pasado está abierto, entonces porque nuevos hechos y datos, que fueron inicialmente postergados, pueden ponerse en la mira y ser interesantes para una nueva versión de una historia, para un nuevo ejercicio de memoria.

En segundo lugar, porque aunque se trataran de los mismos hechos y documentos, siempre es posible hacer una nueva y distinta interpretación, de modo que el pasado está abierto a comprensiones nuevas cada vez.

Pero, sobre todo, el pasado está abierto para Ricoeur porque la memoria puede rescatar promesas e ideales del pasado que no han sido cumplidos. sueños, esperanzas que fueron sepultadas y que, gracias a la memoria, pueden volver a proponerse para una esperanza nueva...

Cada vez que la escucho a Estela, que escucho a las madres, me digo, ellas cumplen esa memoria de la que habla Ricoeur. Al contrario de lo que pasaba con algunos familiares en el tiempo de la dictadura (hay que entender lo que entonces se vivía, claro) que decían “no estaban en nada”, hablando de sus desaparecidos. Eso era equivalente al maldito dicho de “algo habrán hecho”, como si la justicia sólo fuera debida a los que no hacen nada.

Al contrario, Estela dice otra cosa.

Sí estaban en algo. Sí hacían algo. Sí querían y soñaban con algo.
Con un mundo justo. Con la igualdad para todos. Con un mundo nuevo, muy distinto.

Del que todos hablan hoy, es cierto. Pero por el que solamente unos pocos están dispuestos a dar la vida: cuando lleguen los momentos de las decisiones a favor de la solidaridad y del compartir ya no va a haber tanta unanimidad como cuando solamente se necesita hablar...

Gracias porque ustedes hablan.
Y al hablar rescatan promesas e ideales que nunca llegaron a cumplirse y los ofrecen a tantos para que sea posible volver a esperar, en el sentido activo, ético de la palabra, con ese mundo mejor.
Pero al hablar comprometen su vida, como un día la entregaron sus hijos e hijas.

Luisa Ripa