CReCER
Cierre de la
Edición 2012
16 de noviembre de 2012
La charla de cierre, que fuera moderada por Rosana Góngora, Co-directora del Proyecto CReCER, comenzó con la presentación de las panelistas: Claudia Bani, del Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Dirección General de Políticas de Juventud C.A.B.A. y Ma. Dolores Giménez Zapiola de la Dirección de Equidad de Género del Municipio de Quilmes. Finalizadas las presentaciones, ambas hablaron de su experiencia en DDHH en territorio.
Claudia,
pidió que “todos se paren y den un giro”. Luego solicitó que “se paren todas”.
Con este simple ejercicio, que muestra una de las prácticas de invisibilización
de las mujeres a partir del lenguaje, comenzó su disertación.
Habló de los derechos como conquistas.
Citando a Olampe de Gouges, quien actuó en defensa de los derechos de la mujer
durante la Revolución Francesa y fue ejecutada por ello, hizo referencia a las
desigualdades que genera la organización denominada “patriarcado”. Señaló que
esa organización social no solo oprime a las mujeres sino también a todo ser que
no cumpla con las características impuestas por ese modelo hegemónico: hombre,
blanco con patrimonio. Señaló que esa opresión social generada por el modelo
patriarcal es la causa de la violencia y que ésta se manifiesta en la sociedad
de una manera invisible o simbólica (los medios de comunicación colaboran en
este tipo de violencia) que acompaña el surgimiento de la violencia física. Claudia
se niega a hablar de violencia familiar. La violencia no es familiar sino
social y ha sido creada a partir de las relaciones de poder que construye la
organización social patriarcal, que oprime todo lo que es distinto al ideal
hegemónico: la “dominación masculina”.
Ma.
Dolores, en la huella dejada por su antecesora, habló de la desigualdad que
genera ese sistema de organización patriarcal. Mencionó varios ejemplos que
muestran el camino de la construcción de los géneros y la opresión que se va
instalando en todo aquello que se presente como distinto al ideal masculino:
mujeres, niños, niñas, lesbianas, homosexuales, transexuales, etc.
Dado que la
escuela es una de las instituciones que colaboran en la reproducción social de
ese sistema patriarcal, mostró algunos ejemplos de las desigualdades que se van
gestando durante la educación: mientras que las niñas realizan tareas manuales
en mínimos espacios, los niños ocupan toda la geografía espacial, aprendiendo a
moverse en el mundo utilizando su cuerpo de una manera tal que, incluso,
colabora en la elección de carreras universitarias: niñas que pretenden
transformarse en educadoras y niños que eligen las ingenierías. Tras una serie
de comentarios en esa línea, señaló que se necesita un cambio en la mentalidad
educadora.
Para ese cambio educacional que traerá la esperada transformación
social, contamos con nuevas leyes: Salud Sexual y Procreación Responsable (25.673 /2003), Ley de Educación Sexual
Integral (26.150/2006) y Ley para la Eliminación de todas las Formas de
Violencia contra la Mujer (26485/2010). Pero con las leyes no basta, el cambio
social encuentra resistencia, porque entre las leyes y las instituciones, está
toda la carga de la tradición que representa esa organización patriarcal, en la
que se han formado y se forman los y las profesionales que actúan en distintos
contextos: escuelas, cárceles, hospitales, medios de comunicación, empresas,
etc. Entonces, el camino para bajar los altos niveles de desigualdad entre los
géneros ha comenzado con la sanción de las leyes mencionadas, pero necesita ser
visibilizado en toda la sociedad, y la escuela es el contexto adecuado para
iniciar esa transformación.
Hay que mencionar que hubo un acalorado debate entre panelistas y participantes
de los Talleres CReCER de la edición 2012.
Finalmente hubo un brindis en el Ágora de la UNQ.
Quiero
darles las gracias por el compromiso asumido y las acciones cumplidas, tanto a
quienes nos acompañaron este año como a quienes nos vienen acompañando desde
2008, feliz fin de año para todas y todos. Nos reencontramos en 2013, con la
misma fuerza, empeño y responsabilidad de siempre.
Mónica Fernández